Quién se lo iba a decir a Alberto Cifuentes cuando, ya con 34 años, decidió que no necesitaba los servicios de un representante para gestionar el final de su carrera. Quién le iba a decir entonces que, siete temporadas más tarde, 41 años cumplidos en mayo, no sólo seguiría en activo sino que además iba a estar celebrando un ascenso a Primera División, como portero titular y capitán de este Cádiz histórico. Quién le iba a decir que, con contrato en vigor, se le iba a plantar delante de las narices la posibilidad de debutar al fin en la máxima categoría tras toda una vida entre Segunda y Segunda B.
Quién le iba a decir, en definitiva, que el mejor momento de su carrera deportiva le iba a llegar superada la cuarentena, cuando la mayoría de futbolistas llevan ya tiempo alejados de los terrenos de juego. De hecho, él mismo pensó en hacerlo hace ya cinco temporadas, después de jugar un año en Polonia, pero entonces el Cádiz le llamó a filas y todo cambió para este albaceteño que debutó en Segunda, con el equipo de su ciudad, el 15 de noviembre de 1998, todavía en el pasado siglo.
Cifuentes es, con 13 meses de ventaja, el jugador más veterano del fútbol profesional español. En Primera, retirado ya Aduriz (39 años), el récord lo ostenta ahora el bético Joaquín (38). En Segunda, le sigue el delantero del Elche Nino, un histórico que cumplió los 40 en junio. También hace nada celebró su cumpleaños, el 39º, Rubén Castro, ahora en la UD Las Palmas.
«No me siento un referente en el vestuario. Hay compañeros que entrenan muy bien y me fijo en ellos. A veces quizás puedo parecer un padre regañón, aunque siempre trato de ser justo y honesto, nunca miento y siempre digo las cosas», explicaba el portero hace mes y medio en una entrevista con Diario de Cádiz. No es sólo Cifuentes el portero del Cádiz que ha subido a Primera, también el segundo menos goleado de la categoría tras Munir (Málaga). Hace dos cursos, logró el Trofeo Zamora pese a que el conjunto gaditano acabó en la novena posición de la tabla.