Marc-Andre Ter Stegen, portero del FC Barcelona, no es un futbolista al uso. Pese a la relevancia social que tiene por su trabajo, suele mantener un perfil muy bajo y es incluso noticia en su barrio por ir a comprar el pan con absoluta normalidad y casi dentro del anonimato.
Este carácter desprendido con la fama y el divismo que acompaña a los futbolistas de élite se lleva incluso al terreno de juego. «La gente se ríe cuando les digo que no tengo ni idea de fútbol. No veo mucho fútbol, salvo cuando hay partidos buenos o cuando me interesa alguno en particular porque tengo alguna relación o algún amigo. A veces, me preguntan por el nombre de un jugador y no tengo ni idea«, explica en una entrevista en ‘El País’.
El portero alemán lleva una vida muy hogareña y en su casa habla de temas que poco o nada tienen que ver con el fútbol. «Una cosa que me pasa en el campo y otra es lo que me pasa en la vida. Siempre intento pensar. No creo en el portero que se desvincule del equipo ni el futbolista que lo hace de la vida cotidiana. Me pasa con mi mujer, que hablamos mucho de su profesión [es arquitecta]. Son cosas que la gente no ve pero que forman parte del día a día», confiesa.